Hoy será la única noche de ballet clásico de la que podremos disfrutar en el Teatro Real de Madrid este año. Sin duda y sin ninguna competición será el evento de la temporada madrileña.
La demanda de entradas ha sido muy grande, compitiendo público raso con todas las invitaciones a diplomáticos que se habrán otorgado, porque se trata de la gala que cierra el año de intercambio España-Rusia, y se anuncia la presencia en el teatro de la reina y del presidente ruso Putin.
Para mi alegría, esta tarde también estaré en el teatro, pero ayer tuve la suerte de que me dejarán pasar, gracias a una trabajadora del teatro, al ensayo.
Llegué varias horas antes al teatro, así que estuve al principio tomando un té mientras observaba a los bailarines almorzando en la cantina (con buen apetito, a mi sorpresa), y después me dejaron en el palco de entresuelo, mientras los técnicos repasaban las luces (que darían problemas después).
El escenario está decorado con telones de entre cajas decorados cómo si fueran cuadros, y el cuadro que representa el decorado cambia digitalmente .
A las dos horas después, la primera en acudir a escena, todavía vestida de calle, fue Svetlana Zakharova, con su melena castaña lisa casi por la cintura y vestida con una americana crema y vaqueros, para repasar su sólo «Revelations´´.
El ensayo en sí comenzó con Viktoria Tereshkina (Mariinsky) y Semen Chudin (Bolshoi) con el Paso a Dos de Tchaikovsky de Balanchine. Ambos tienen una técnica muy muy segura, aunque, sobre todo Chudin, no tengan el mayor factor de estrella (pero, las piernas de Chudin sí que son espectaculares).
Segundos, Svetlana Zakharova (Bolshoi) y Evgeny Ivanchenko (Mariinsky), en la Carmen de Alberto Alonso. Las piernas de Zakharova tienen una automatismo increíble, todos sus movimientos luciendo empeine e hiperextensión. Nadie echó el resto a nivel expresivo en el ensayo, porque tienen experiencia de sobra.La misma impresión que me empezó a dar Ivanchenko en Londres este verano, lo encuentro rejuvenecido y muy seguro y masculino. Zakharova se hartó de pedir que le pusieran las mismas luces que en el paso a dos anterior, pero el equipo técnico no le hizo caso.
Luego fueron Elena Yevseeva y Filip Steppin (Mariinsky), con la Tarantella, también de Balanchine. Ninguno de los dos estuvieron muy sembrados en la pasada, aunque tras repetirlo una segunda vez mejoraron ligeramente, porque el principio de Tarantella tiene muchos pasitos de galope, y se hacen repetitivos si se marcan.
A continuación en el programa está la Danza Rusa que normalmente representa Lopatkina, pero la gran diva de los cisnes finalmente no aparecerá por enfermedad. Su sustituta será Anastasia Kolegova (Mariinsky), a la que muchos estarán decepcionados de ver en lugar de Lopatkina, pero es una bailarina capaz, con pies muy bonitos y mucha gracia en sus movimientos (físicamente es del mismo tipo de Obraztsova y Novikova, bonita con rostro de muñeca). Kolegova llegó al final del ensayo, y pasó este solo y «La Muerte del Cisne´´ hacia el final.
Después, pasaron el mítico número soviético, las «Aguas Primaverales´´ de Meeserer, que bailarán Elena Yevseeva y Yuri Smekalov (Mariinsky). A Yevseeva se la vio nerviosa y un poco insegura con las grandes elevaciones de este pas de deux, aunque Smekalov es un buen partenaire.
Zakharova bailará su segundo sólo, «Revelations´´ de corte moderno con el vestido blanco largo y la silla. La música viene de Chopin, el corte de «La lista de Schindler´´. En este sólo la luz juega un papel importante, y terminó frustrando a Zakharova hasta el punto de que esta abandonó el ensayo antes de repetir sus actuaciones cómo le habían prometido.
De la sarta de números habituales en galas tendremos el paso a dos del «Corsario´´, con el matrimonio Matviachenko (Mariinsky). Ella , Anastasia, tiene unas capacidades físicas impresionantes, largas piernas y brazos, pies arqueados, y técnicamente es muy segura. Él, Denis, melena rubia al viento ( de mejor color que la de Chudin), me sorprendió con su expresividad, sobre todo en las bromas durante Don Quijote.
A continuación, dos solos habituales, «Gopak´´ para la bravura masculina y «La muerte del cisne´´ para la delicadeza femenina. Denis Medvedev se encargó del Gopak, que marcó con algún problema con la orquesta ( a la que agradeció con un ¡Gracias!´´). La primera vez que se pasó el cisne para la orquesta, lo hizo Anna Tikhonomirova, que me sorprendió con una interpretación que preferí a la de Kolegova, aunque supongo que será esta la que lo haga hoy. Tikhonomirova es una solista muy capaz, a la que espero, por la atención que le prestó Sergei Filin (que también rondaba por allí), que lleguen pronto roles de protagonista. Al terminar Tikhonomirova, Medvedev salió a escena poseído por el espíritu de la Pavlova entre la risa general y gritó « ¡Yo también quiero!´´.
Y para terminar, no puede haber gala sin Quijote, sobre todo estando en el programa Osipova y Vasiliev. Aunque, ayer ninguno de los dos habían llegado a Madrid. Así que Medvedev, de alma Trockadera, salió a bailar el paso a dos, partneado por Semen Chudin. Entre las variaciones de los protagonistas (además hay cuerpo de baile, seis chicas del Bolshoi que han traido de excursión), Tikhonomirova y Olga Smirnova, el último prodigio de la graduación de Vaganova, se reparten las variaciones de las solistas. Tikhonomirova se encarga de la primera variación, donde luce unos grand jetés muy elevados. Smirnova promete, con un físico espectacular tipo Zakharova, y ya con maneras de principal, aunque falta algo de expresividad.
A falta de Osipova&Vasiliev, los chicos se divirtieron repartiéndose las variaciones. Medvedev salió cómo una llama a los tours en l´air (es bajito y compacto, el biotipo de saltador del Bolshoi) , Chudin terminó el manege de jetés (a 180º sin esfuerzo) y entre los dos arrastraron a Denis Matviachenko, que terminó y luego se puso a bailar la variación de Kitri.
Al final se montó un númerito final, momento fuegos artificiales con el que suelen terminar las galas de estrellas. Zakharova se mostró desconcertada al no poder tomar el centro (guardado para Osipova&Vasiliev), y Anastasia Matviachenko se mostró más preocupada por ver las fotos de su cámara, al igual que algunos con sus teléfonos (era tarde y la hora pesaba).
Espero disfrutar más esta tarde.
el ballet ruso se ha convertido en carnaza de parque temático… las estrellas parece que vienen de vacaciones… las galas son de verbena popular…
y dentro de rusia la cosa no parece que vaya mucho mejor: no hay más que ver esa especie de «mira quien baila» que me has hecho descubrir en tu blog…
felicidades por la crónica del ensayo… muy significativo todo lo que cuentas…
Hola!
Primero gracias por leerme y comentar.
Estoy de acuerdo en que las galas siempre tienen cierto componente de verbena, y que los bailarines, de alguna manera, vienen a España «de vacaciones´´ (yo no lo llevaría así, presentarse en un teatro es un trabajo). Pero, ¿de qué otra manera iban a venir?, es habitual que los bailarines bailen cómo invitados en otras compañías para poder bailar roles o versiones a las que no tienen acceso en sus compañías, pero, sin una compañía estable aquí, ¿qué les va a atraer profesionalmente de España?.
No creo que el ballet ruso sea tal carnaza, eso sí, hablando del buen ballet ruso y no de las compañías pseudo rusas que vienen a nosotros. Pero dentro de Rusia es cierto que también hay ese lado «brilli brilli´´ de la farándula (al fin y al cabo, allí los bailarines sí que son gente famosa que aparece de vez en cuando en televisión). Eso es Bolero, ese Mira Quien Baila, que no deja de ser un tebeo inofensivo comparado con las apariciones de Anastasia Volochkova, la antigua bailarina de Mariinsky y Bolshoi que ahora se pasea por ahi cual Ana Obregón.
[…] la gala en sí, ya dejé aquí mis comentarios sobre los ensayos y la función, así que no voy a entrar en detalles dancísticos. Un buen aporte fue el reclutar a […]