Ya había puesto este artículo en la feed del blog por twiter y facebook en su día, pero, al encontrarme con la revista en la FNAC, decidí que ya que la entrevista estaba colgada por internet en la web de la revista, podría traducirla al español para aquellos que tengan dificultades con el inglés. Por supuesto, el texto pertenece a Julie Kavanagh y a la revista Intelligent Life.
Se trata de una entrevista a Sergei Polunin, el enfant terrible ucraniano que revolucionó el mundo del ballet cuando anunció su división cómo principal del Royal Ballet, con tan sólo 21 años. Esta entrevista, de una biógrafa de Nureyev, muestra lo que hay detrás del bailarín, una historia a veces más sórdida y complicada de lo que se imagina ante los focos.
Los demonios de un bailarín
Hace unos meses, Sergei Polunin, abandonó una carrera dorada con el Royal Ballet, cómo un chico perdido. ¿Qué estaba pasando? Y, ¿qué ocurrió después? Julie Kavanagh fue a Kiev y Moscú para hablar con él, con sus padres y sus mentores…
De INTELLIGENT LIFE, Septiembre/Octubre 2012
El 24 de Enero, Sergei Polunin se ‘levantó bien’ y fue a trabajar. Iba a pasar la mayor parte del día en la Royal Opera House, ensayando el duo central de «The Dream´´, en el que iba a debutar como Oberon. Anthony Dowell, que creó el rol, entrenaba a Polunin, y su Titania era la bailarina rumana Alina Cojocaru- una artista exquisita cuya delicadeza en escena esconde un temperamento feroz en el estudio. Polunin no estaba receptivo. Acababa de dejar a su primera novia seria, la solista del Royal Ballet, Helen Crawford. «Este fue el segundo día y de repente me di cuenta. Estuvimos juntos dos años y realmente me había acostumbrado a ella´´. Cojocaru tampoco estaba contenta. El pas de deux Nocturne de Frederick Ashton es una rendición magistral de la batalla de sexos, el nuevo acuerdo entre la Reina y el Rey de las Hadas, reflejado en movimientos en espejo en los que los dos bailarines deben de encontrar reciprocidad total de técnica y emoción. También hay un famoso punto crítico cuando la bailarina es rotada por su partner cómo un compás mientras su torso corta la línea bajo la pierna extendida. Cojocaru le dejó claro a Polunin que no estaba ayudando.
‘Pensé, una palabra más y ya está. Me mantuve rígido, intentando no llorar. Y después perdí la cabeza’. Anunció que se iba, a lo que Dowell pensó que se refería a abandonar el estudio unos minutos. Pero Polunin quería hacerlo para siempre.
Para el Royal Ballet, su defección fue un golpe bajo. Tras criar a este chico ucraniano extraordinariamente talentoso a través de su escuela junior y senior, la compañía lo hizo principal con 19 años, y le dio roles con los que la mayoría de sus colegas sólo podían soñar. Oberon iba a ser seguido unas semanas después por su debut cómo Romeo, retrasmitido en directo a los cines de todo el mundo. Pero, el mayor impacto fue un sentimiento de pérdida. Un bailarín cómo Polunin sólo aparece una vez cada dos o tres décadas; con 13 años, su potencial era tal que su profesor solia sacar una silla y ponerse a estudiarlo durante la clase. «Diría, `Sergei, muestrales cómo se hace un rond de jambe’´´. Verle demostrar un movimiento es ver una huella de la perfección. Verle ya entonces en la escuela, dónde mi hijo también estudiaba, me recordaba a las grabaciones caseras que me había encontrado investigando mi biografía sobre Nureyev. Era un Baryshnikov adolescente, quién era también un léxico viviente del ballet clásico, articulando pasos académicos en maneras que apenas podían ser mejoradas. Polunin tiene dentro de sí el ser el heredero de ambas estrellas, añadiendo el impulso feral de Nureyev a la fenomenal virtuosidad y claridad de Baryshnikov, incluyendo su propia masculinidad juvenil.
El chico de 13 años que recuerdo estaba absolutamente agradecido cuando nos lo llevamos a tomar una pizza era ahora, con 22, la estrella más joven de una de las compañías más importantes del mundo. Pero, estaba casi girando fuera de control. Era en parte la rebelión usual de alguien de su edad, combinadas con la trayectoria acelerada de su carrera. Pero podías sentir algo más, otro motor para su comportamiento, que se situaba fuera del mundo arcano de los balletómanos. Esa fue una de las razones de que, en sus días desde su marcha, la historia se hizo global, llegando a América a través del Huffington Post, el New York Times y el Daily Beast.
Polunin se fue al camerino que compartía con dos principales. «Tan solo me sentaba, me escondía´´. Insistía en llamar a la oficina del administrador para pedir ver a la directora del Royal Ballet, Mónica Mason, pero nadie le respondía. «Estuve allí quizá tres horas. Nadie vino´´. La idea de dejar la compañía le había estado rondando varios meses, y la dirección conocía sus preocupaciones. Su madre le había dicho que si el Royal Ballet lo valorara le habrían dado una visa permanente y un apartamento; siempre le invitaban fuera pero no tenía permiso porque estaba liderando el repertorio en Londres. Incluso había presentado su dimisión el año pasado- también después de romper con Helen Crawford. «Me prometieron muchas cosas, me subieron el sueldo. Fue un gran salto. Les dije que quería hacer películas, y dijeron que lo organizarían. Pero no hubo gran cambio. Así que ahora, con una situación vital no muy buena, decidí que era el momento perfecto de irme. Esta vez esperaba que me dejarán ir.´´
Al final se dirigio a la oficina de Monica Manson, sintiéndose asustado de repente. «Estaba muy emocionado cuando entró´´ dice ella. «Pero mientras hablamos se calmó´´. Polunin pensó que sería más fácil para ella de aceptar su dimisión si le decía que quería dejar totalmente la danza. Le dijo que le habían empujado al ballet desde los tres años y que no tenia ninguna pasión por el. «¿Hay algo que podamos hacer para ayudarte?´´ le preguntó ella, sabiendo la respuesta.
Mason le había apadrinado, pero su relación era profesional. No estaba al corriente de su última ruptura con Helen Crawford, y esta reunión- que él recuerda duró 20 minutos, ella 40- fue la conversación más larga que tuvieron jamás. «Sergei puede ser muy nervioso. Le he visto venir a hablar conmigo diez minutos y luego levantarse e irse. Es muy misterioso y difícil de leer. No busca consejo ni deja a la gente que se acerquen a él, pero aun así es adorable. Nunca es mal educado, y tiene amabilidad y gentileza en si mismo. Es muy fácil apreciarlo.´´
Mientras Mason hablaba, no podía evitar desear poder atarlo a la silla y mantenerlo en su despacho 24 horas hasta que se calmara y se diera cuenta de lo que iba a perder. «Su talento es tan raro que uno hubiera hecho cualquier cosa para mantenerlo. Pero él se mantuvo firme. Yo dije, ‘Bueno querido,¿ a dónde vas a ir ahora?’´´
«No lo se´´
«Sergei, por favor, vamos a hablar mañana´´
«No, no, por favor. Lo he decidido´´´
«¿Vas a recoger tus cosas?´´
«No, lo haré otro día´´
Abandonó la Royal Opera House sintiendo una «brisa intensa de libertad´´. Y sí tenía un plan- ir a Nueva York. Pensaba que le pagarían mucho más como principal de American Ballet Theatre (ABT), donde las temporadas son cortas y le permitiría ganar más alrededor del mundo. Durante los ensayos había animado a Anthony Dowell para que le hablara sobre su propia marcha del Royal al ABT («Me estaba documentando´´). Volvió a Archway, el rincón del norte de Londres, donde había estado compartiendo habitación con un amigo de la escuela, el bailarín Jade Hale-Christof. Se sentó en la cama. «Pensé, ¿ahora qué? ¿Llamo al ABT?´´.
La inseguridad comenzaba a aparecer, pero no por mucho tiempo. Dos horas después del anuncio de la compañía («El principal Sergei Polunin ha dimitido del Royal Ballet con efecto inmediato´´), recibió un mensaje en el móvil de Aleksei Ratmansky, antiguo director del Bolshoi, ahora coreógrafo residente del ABT. Pasó una semana hasta que Polunin le llamó: estaba manteniendo sus opciones abiertas. Esa noche su teléfono no paró de llamar y recibió cientos de sms, tweets y e-mails.
Una de las pocas llamadas que Polunin respondió fue la de otro antiguo principal ucraniano del Royal Ballet, Ivan Putrov. Él organizaba el programa «Men in Motion´´ en Sadler´s Wells, en el que Polunin iba a aparecer tres días después. Diez años más mayor y entrenado en la misma escuela en Kiev, Putrov había sido casi como un mentor para él, y cuando Polunin volvía a Kiev durante las vacaciones escolares solía pasar las tardes con Putrov y su madre,Natalia Berezina-Putrova, una bailarina convertida en profesora. «A él le gustaba como cocinaba´´ me dijo. «Vanya solía irse a algún sitio, y Serezha se quedaba y hablábamos, o veía vídeos de bailarines que yo le enseñaba. Cuando vino a Sadler´s Wellls a ensayar le pregunté cómo estaba. ‘Harasho’ dijo. Estaba ‘bien’, como siempre estaba. Pensé que estaba haciendo un gran error, pero él estaba contento porque estaba libre.´´
El Royal comunicó que Polunin estaría actuando sin permiso de trabajo- una situación que volvió a las noticias de nuevo. Mientras él fue a Japón una semana, a bailar, el Sadler´s Wells movió ficha, asegurándole una visa de «Talento excepcional´´ que le permitió volver a Gran Bretaña. Como agradecimiento, aceptó un segundo programa de «Men in Motion´´ el 13 de marzo, y ayudar a Putrov a promocionar la función en una serie de entrevistas- o esa era la intención. Los intentos de Putrov de limitar las preguntas de los periodistas a «`Men in Motion´´ fallaron, todo lo que ellos querían saber era «qué hizo al bailarín saltar´´.
Después de una de esas entrevistas, fui con los dos bailarines a comer algo. Instintivamente solicito, Polunin se ofreció a llevar mi bolsa. Con su pelo largo y salvaje, postura expansiva eslava, y esos andares de ‘dos menos diez´’ de ballet, hacían un gran impacto, y un trio de chicas se giraron y soltaron unas risitas coquetas al verlos pasar. Cuando Putrov pidió pasta y un vaso de vino, y Polunin un brownie de chocolate y una cerveza de jengibre, parecía haber más de una década entre ellos. Cómo parecía también cuando hablaban del rol de Romeo. Polunin estaba aliviado de no bailarlo: «Él no es como yo. Es romántico, insípido´´.
«Yo creo que él es muy fuerte´´ dijo Putrov. «Quizá está buscando algo que aún no puede encontrar´´. A diferencia de Polunin, Putrov era lo suficientemente maduro cómo para darse cuenta de que un artista puede cambiar la interpretación de un rol para adaptarlo a sí mismo. Él tiene un apetito voraz de libros y cultura londinense, pero Polunin, a pesar de muchas recomendaciones, nunca se ha interesado por poco más que películas hollywoodienses y la música de Jay-Z. Otra gran diferencia es la actitud hacia sus familias en Ucrania. Ambos son hijos únicos de padres divorciados. Putrov esta en contacto casi diario con su madre, incluso se lleva su portátil al estudio cuando ensaya para que ella le pueda corregir por Skype. La madre de Polunin no lo ha visto en escena desde que era un niño, y sabe de su carrera por sitios web de sus fans.
Pero están en contacto regularmente, y Polunin había organizado que yo visitara a su madre en Kiev. Ya que su cumpleaños era el día después de nuestra cita, me sorprendió que no me diera ningún regalo para ella. Sí que sacó varios billetes de 50 libras para su madre y algunos también para su padre, que vive en Kherson, al sur –este de Ucrania, donde Sergei pasó sus primeros años. ¿Y por qué no comprar una postal para poner el dinero dentro? Él negó con la cabeza. «Cuándo era niño, me obligaba a hacer postales a mano, así que no pienso hacer un esfuerzo ahora´´. Pensé en el momento en el libro de Amy Chua «Himno de batalla de la Mamá Tigre´´ en el que la protagonista recibe una felicitación de cumpleaños de su hija- un papel doblado con un dibujo de una cara sonriente- y lo rompe, diciéndole que no es lo suficientemente bueno. Polunin dice de su madre: «Siempre me estaba criticando, así que cuando llegué aquí decidí, ‘Nunca más me vas a volver a ver’ ´´.
Con sus modales gentiles y cara tensa y desolada, Galina Polunina parece dar tanto miedo como Dasha, la vieja gata persa de su hijo. Comparten habitación en un feo bloque de pisos de cemento de la era de Khrushchev, a un largo viaje de metro del centro de Kiev. Hay una cama doble, una bicicleta estática, un gran televisor de pantalla plana, una muestra de ornamentos y fotografías pero ningún libro. Me siento en el sofá cama en el que Sergei duerme cuando viene de visita. Desde que se fue a Inglaterra en 2003, Galina, que solo tenía 35 años, calló en una gran depresión. Gradualmente, se buscó la vida en Kiev, donde trabaja ahora cómo sastra en la Ópera. No siente amargura por no poder compartir el éxito de Sergei, sabiendo que sus sueños para él se han vuelto contra ella, pero sus ojos se llenan de lágrimas cuando dice, « Él se acuerda de mi severidad.´´ Su consolación es un montón de memorias- un rico archivo de fotografías y videos que muestran cada época de la vida de Polunin.
Él nació en Kherson en 1989, un bebé energético, tan flexible que la comadrona que lo atendió gritó alarmada cuando manipulaba sus extremidades. Andaba con 10 meses, dormía muy poco, y siempre se estaba moviendo. «Serezha era como Superman´´ dice Galina, «Solía escalar la pared del pasillo y hacer volteretas en el sofá´´. Su marido Vladimir, estaba lejos en Moscú para ganar algo de dinero, así que le tocó a Galina encontrar un desfogue físico para Sergei. Tomó su primera clase de ballet con tres años, pero tan sólo duró unas semanas ya que era invierno, y cogió un resfriado mientras esperaba el autobús de vuelta a casa. Un año después, le eligieron para que se uniera a un club de gimnasia por las tardes. Galina lo educó ella misma para los exámenes de entrada a una escuela famosa por su alto nivel, pero en cuanto lo aceptaron, su entrenador de gimnasia la informó que los alumnos que esperarán avanzar tendrían que ir a una escuela cercana, donde el horario estaría sincronizado.
Académicamente, era totalmente inferior, pero ella decidió transferirle ahí. «Su profesor me dijo, «Estas loca, ¿Por qué?, pero era un momento duro en Ucrania. Las condiciones eran horribles. Era difícil encontrar comida para alimentarse y había cortes en la electricidad y agua caliente. Por las tardes nos solíamos duchar con el agua que mantenía en un barreño bajo el lavabo. Incluso una buena educación no podía garantizar que te abrieras camino a no ser que tuvieras lazos con el gobierno. Como un deportista profesional tenía una oportunidad mejor´´.
De las 8am hasta el mediodía, a los seis años, Sergei acudía a la Escuela nº16 en una calle peatonal en la parte vieja de la ciudad, y luego iba del Parque Lenin al gimnasio, donde entrenaba hasta las 6pm. «No recuerdo comer´´. Por la tarde, tomaba el tren de vuelta a casa solo, pasando por la Catedral de Sta. Caterina, donde esta enterrado Potemkin. El estadio de fútbol de Kherson estaba justo detrás del gimnasio, pero Sergei nunca vio un partido o jugó a la pelota con los chicos en el patio. No había tiempo y no tenía energía. «A veces, cuando volvía, simplemente se caía de cansancio´´ dice Vladimir. «Lo ayudábamos a desvestirse y lo acostábamos. Galina compraba caviar rojo, sólo para Serezha, para hacerle sándwiches especiales para ganar fuerza´´.
Videos del gimnasio muestran un chico de siete años muy delgado, cuya postura innata de bailarín lo destacan de una fila de 25 chicos. Mientras se ejercita en las paralelas, sus rodillas tocan su nariz, y se desliza a splits de 180º. Su remarcable plasticidad había impresionado a su entrenador. «Era muy bueno en los estiramientos, y hacía las cosas muy limpiamente´´ dice Anatoly Nikolaevich Yarushev, un hombre bajito y nervioso con fundas de oro en los dientes. «Tenía los huesos ligeros, así que era un chico saltador, y le gustaba tomar riesgos´´. Yarushev dice que sólo un 3% de sus alumnos continúan a hacer carrera como gimnastas, y en la época admitía que Sergei se convertiría en un ‘master del deporte internacional’. Galina era aún más ambiciosa. «Esta es la madre de un futuro campeón olímpico´´, un sonriente Vladimir dice a la cámara, que es precisamente lo que ella pensaba.
La batalla comenzó. «La primera palabra de Serezha ante cualquier sugerencia era ‘No’. Intentaba explicarle porque necesitaba hacer algo, pero siempre peleaba´´. Tenía 12 años cuando comenzó a inscribirle en competiciones cada quincena. «Las odiaba. El sentimiento de presión, y mi madre mirándome y riñéndome después por no ser lo suficientemente serio´´. Yarushev se convirtió en la principal figura masculina de la vida de Sergei. Cuando Vladimir volvió a casa de Moscú, su hijo lo saludo con un «Mama dice que Anatoly Nikolaevich es mi padre ahora´´.
El matrimonio de los Polunin nunca fue estable. Ambos tenían 20 años cuando se conocieron: ella era una guapa sastra rubia que había dejado la escuela técnica a los 16 años, y Vladimir, de belleza romántica con ojos azules, era un portero en una factoría de pan. Galina fue su primera novia, y cuando se quedó embarazada aceptó casarse con ella. Con un bebe que cuidar y casi nada de dinero, dividían su tiempo entre las dos familias, pero vivir con los suegros fue demasiado, y cuando Sergei tenía 3 años se divorciaron. «Recuerdo a mi padre diciéndome adiós como si nunca me fuera a volver a ver.´´
Unos años después se volvieron a casar, pero con Vladimir volviendo de Moscú solo unos días cada cuatro meses,la vida para Galina no era fácil. «Volodya era muy flojo y no me apoyaba. Si Serezha era se portaba mal y yo le decía ‘Se lo diré a tu padre’, él se reía. Cómo pareja, marido y padre, Volodya no era el hombre que necesitaba. Era siempre dulce con Serezha y le daba dinero, que no teníamos, para coger un taxi en vez del tranvía. Era su pequeño secreto, y yo era la mala´´. Otra vez, me acuerdo del libro de Amy Chua. «Estoy contenta de ser la odiada. Y tú puedes ser el que adoran´´, le dijo Chua a su marido, que creía que la infancia de su hija debía de ser divertida. Galina veía como su deber el preparar a su hijo para un futuro brillante- incluso si perdía su amor.
Cuándo Sergei tenía casi ocho años, cogío neumonía y uno de sus pulmones dejó de funcionar. Tres meses de vacaciones y seis semanas de hospital no lo curaron. «El hospital me dijo que no había nada más que pudieran hacer´´, dice Galina, que estaba tan asustada que le llevó a un curandero- un antiguo conductor de tractores que decía haber conseguido poderes tras ser golpeado por un rayo. «Él cogió huevos de una caja y los hizo rodar por mi cuerpo´´ recuerda Sergei. «Supongo que intentaba quitar la energía mala´´.
Dos semanas después ( «diez veces de rodamientos de huevos´´) su salud se había recuperado y volvió al gimnasio. Gimnastas jóvenes que habían sigo inferiores a él eran ahora mucho mejores, lo que lo desmoralizó tanto que su madre decidió volver a intentar el ballet. «Cuando vino la segunda vez era diferente´´, dice su profesora Galina Ivanova. «Podía ver lo que le había hecho el entrenamiento deportivo- la increíble flexibilidad, el maravilloso salto y los pies fuertes. Era obvio que había tenido un entrenador masculino porque le había dado carácter. Él también era muy disciplinado´´.
Galina estaba determinada a sacar de Sergei de Kherson. «Vi que muchos de los niños pasaban el tiempo en la calle. Los más mayores enseñaban a los pequeños a fumar y hacer cosas malas. Ese era el estilo de vida´´. Tanto ella como su amiga Ludmila, cuyo hijo Arthur estaba en la clase de danza de Sergei, querían que sus chicos audicionaran para la escuela de ballet de Kiev; y Galina Ivanova, que había inscrito a su hijo adoptivo Erick, se ofrecio voluntaria para prepararlos y cuidar de ellos. «La noche antes de la ronda final no conseguí que Serezha se fuera a la cama´´ se acuerda Galina Ivanova. «Mientras los otros dos dormían, él seguía practicando el ejercicio una y otra vez. Era fanatismo´´.
Entre el personal en el tribunal para la audición estaba Tatyana Mikhailovna Martynenka. «Normalmente en la tercera ronda cuando los niños improvisas una pieza, sigues viendo cosas muy sencillas, pero cuando Sergei empezó a bailar con un aria de Pavarotti fue algo increíble. Tenía un sentimiento musical extraordinario y una coordinación fuera de lo natural. Fue la primera vez que vi a un chico tan talentoso y tenía lágrimas en los ojos mientras le observaba´´.
La escuela de Kiev aceptó a los tres chicos de Kherson. Erick estaría interno, mientras que la madre de Sergei, Galina, aceptó alquilar una habitación para cuidar de Sergei y de Arthur. Sus maridos se ofrecieron para pagar por sus cuidados buscándose mejores trabajos. El 30 de Agosto de 1999, Galina llegó a Kiev, sin conocer a nadie, con sólo 50 dólares para el primer semestre. Había encontrado una habitación en el 15º piso de un bloque de viviendas cerca de la escuela, donde por seis meses no tuvieron televisión o lavadora. Lentamente, el dinero comenzó a llegar desde Portugal, dónde los dos padres se habían mudado para trabajar en obras de construcción. Durante los siguientes diez años, Vladimir enviaba a su esposa e hijo dinero que ganaba cómo obrero entre semana y jardinero los fines de semana. La madre de Galina también enviaba dinero desde Grecia, dónde había encontrado trabajo cómo cuidadora de ancianos.
El Instituto Coreográfico Estatal de Kiev es una monstruosidad de los años 60 en un vecindario complicado. Galina raramente llevaba a los chicos al centro- «No teníamos dinero para hacer nada´´- y Sergei pasaba las tardes en la habitación jugando con sus soldados de juguete y PlayStation. Un año después,Ludmila se mudó a Kiev para crear un hogar para Arthur, los próximos cuatro años, Sergei estuvo solo con su madre. Galina lo acompañaba hasta la escuela, a través de un parque famoso por sus asaltos, lo acompaña a clases extracurriculares de música y de dibujo, ordenaba su ropa en el vestuario. «En cuanto llegaba, tiraba la bolsa, chaqueta y vaqueros, al suelo. Siempre ha sido desorganizado. A los profesores no les gustaba que yo estuviera allí, pero les dije, «He venido a ayudaros´´.
Ella a menudo miraba los ensayos, y, aunque no sabía nada sobre ballet, podía distinguir cuando no lo estaba dando todo, y lo regañaba después. Su antigua profesora, Galina Ivanova, cree que su presencia era la razón de la falta de corazón de Sergei. «Todos los chicos pierden el 50% de su capacidad de actuación cuando su madre está entre el público´´, dice. «Pero nunca la creí una déspota. Podía afinar a Serezha como un violín´´. Él solo se acuerda de la hostilidad, particularmente mientras hacía los deberes, cuando dice que su madre le daba collejas en la cabeza para que se concentrara. «Creo que puedo ser disléxico, o tener algo así como ADD, porque nunca me pude concentrar. Me gustaba la historia- guerras y Cesar y los Mongoles- pero nunca me tome los deberes seriamente, y llamarón a mi madre mucho. Siempre era el bromista de la clase´´.
En el estudio él era la estrella. Su profesor, Eduard Borisovich solía decir a los chicos «El ballet no es un trabajo para hombres a no ser que seas principal´´, y cualquiera que no fuera lo suficientemente bueno tendría que informar a sus padres de que no merecía la pena continuar. El rigor de Borisovich se mezclaba con sadismo, su disciplina física brutal. «Yo estaba bien porque era el mejor´´, dice Sergei, el único alumno al que Borisovich ha puntuado con cinco puntos sobre cinco.
Él era continuamente elegido por la profesora de las chicas, Tatyana Mikhailovna, para partnear a sus estudiantes favoritas en las actuaciones de la escuela, y organizó más entrenamiento para él con un antiguo principal, Nikolai Priadchenko. «Él era bello en escena´´ dice Mikhailovna. «Muy sofisticado, muy elegante, y estaba pasando esto a Segei. Él le dio un sentido para personajes con emociones reales´´. Trabajaban juntos en variaciones clásicas, a veces hasta las diez de la noche. En videos domésticos de Galina se puede ver a Sergei partneando chicas en escena con un convincente decoro de danseur noble y la arrogancia de un ciervo joven. Cuando le eligieron para bailar la pieza «La canción del bosque´´, se le acercó después el padre de Ivan Putrov, un fotógrafo de ballet, quién le dijo que su hijo había bailado este mismo solo hacía diez años y estaba ahora actuando en Covent Garden. «Creo que esto fue lo que le dio la idea a mi madre´´. Galina envió fotografías y un video de Sergei a la escuela del Royal Ballet, y en el invierno de 2003 recibió una invitación para la audición final en Londres. En este caso, la clase de prueba fue sólo una formalidad. «Entré a la sala y ví el físico, la presencia, las proporciones´´ dice la directora, Gailene Stock. «Incluso antes de que hubiera hecho un plié, pensé ‘ya está’ ´´.
Tras la dilapidación del Instituto de Kiev, el White Lodge, la escuela junior del Royal Ballet en Richmond Park, debió de haberse sentido como el palacio que casi es- fue un pabellón de caza para el rey George II, y tiene vistas a los jardines formales del Queens Ride, Pen Ponds y más. No fue la belleza, sino la camaradería del dormitorio lo que impresionó a Sergei. «El último libro que había leído era Harry Potter, y fue como una escena de allí´´. Galina lo acompañó cuatro días en Marzo de 2004, pero desde que empezó el curso a finales de agosto, Sergei estuvo solo. Por la calidad de su baile, le habían puesto en clase con alumnos dos años más mayores, y no tenía que hacer trabajos académicos, porque no hablaba inglés lo suficiente, haciendo en vez de eso, el doble de ballet. A solas en su habitación durante horas, con sus cds de Aprender Inglés, se podía haber sentido alienado, pero, Pippa Hogg-Andrews, la directora de la escuela junior, no se acuerda que tuviera nostalgia por el hogar, «él se mezclaba gratamente´´.
Sergei le dijo a Galina lo mansos que eran los chicos ingleses- en Kiev a menudo tenía peleas- pero estaba determinado a comportarse bien. «Un error y pensé que estaría fuera del país. Esto era una oportunidad demasiado buena como para estropearlo. Hice mucho trabajo por mi cuenta. Mientras los otros iban a comer, yo practicaba los splits , estiraba y vería videos de ballet- Baryshnikov en DQ, Vassiliev en «Espartaco´´- Aprendí los pasos parando los frames´´. Él pensaba que los otros debían de odiarle por estar siempre siendo destacado en clase, pero mi hijo estaba en White Lodge entonces e insiste que solo sentían orgullo. «Todo el mundo admiraba a Sergei. Su danza era increíble´´. Pippa Hogg-Andrews recuerda lo mismo. «Había una realización unánime de que alguien con una habilidad prodigiosa estaba entre nosotros, pero él no se paseaba como si lo supiera´´. Educado con el personal, abierto con sus compañeros, Sergei también tenía una debilidad por los insectos y roedores. Solía rescatar una avispa que alguien estaba intentando mater, resucitar a un ratón atrapado en una trampa o llevar a un escarabajo a la seguridad de un árbol en el Richmond Park. «Creo que si eres bueno con la naturaleza, entonces la naturaleza te protegerá´´.
En el otoño de 2008, cuando se traslado a la escuela senior en Covent Garden, le dijeron que tenía que pasar dos años y medio viviendo en la residencia, en lugar de uno, porque era menor de edad. Había aún un desgarbo adolescente en él, y tenía tan poca fuerza para los pas de deux que las chicas detestaban ser su partenaire. Tenía dificultades con la velocidad de los pasos-especialmente con el intrincado trabajo de pies en el que destacan los bailarines británicos- y no mostraba ningún entusiasmo por la danza contemporánea. Le dijeron lo importante que era, como le ayudaría a tener más libertad de movimiento, pero solo le interesaban las variaciones clásicas, que practicaba a solas horas después de que todos se hubieran ido. «El bedel me solía regañar. Decía, «Sergei, me tengo que ir o perderé mi tren´´ Finalmente se quejó´´. Cuando Sergei tenía 15, le dijeron que sus padres se divorciaron por segunda vez. «Lloré durante dos días. Después de eso decidí que nunca dejaría que ellos o alguien otro me volviera a hacer daño´´.
Para sus últimos seis meses en la escuela, Sergei fue autorizado a mudarse a un piso compartido, dónde se encontró viviendo en una gran miseria. Había platos de sobras congeladas llenos de hormigas, ratones y alguna rata de Chinatown explorando por la noche; suelos con tazas hacia arriba para atrapar cucarachas. «Dos chicos lo dejaron porque no podían soportarlo. Amo la naturaleza, así que no me importaba´´. Polunin admite que se volvió ‘un poco loco’ en esa época, experimentando con las drogas y perdiéndose la clase de mañana. «Gailene me dijo, «Te puedes ir ahora, o comportarte y quedarte hasta la graduación´´ ´´. Eso fue lo que hizo. No hubo efecto visible en su danza, y en la matinal estudiantil, Sergei era la estrella, realizando el solo y dueto de ‘El Corsario’ símbolo de Nureyev. Su compañero de clase Valentino Zucchetti tuvo a 22 familiares desde Italia para ver la actuación, pero nadie vino desde Ucrania a ver a Sergei. Hubiera significado organizar visas para sus padres, y encontrar sitios separados en los que se quedaran. Él dice que no le importaba que nadie de su familia estuviera allí, pero esa noche tomó mucha ketamina, un tranquilizador para caballos llamado Special K por los ravers. «Caer en un K-agujero´´ puede dejar al usuario no solo adormecido emocionalmente, sino incapaz de movimiento, la peor pesadilla para un bailarín.
Una vez que se unió a la compañía, en 2007, Polunin fue avanzado a toda pastilla por las categorías. Hizo su debut en Covent Garden sujetando una lanza en ‘La Bayadere’, pero en unas semanas realizaba el Ídolo de Bronze, y tras algo más de un año, bailó el principal. Pero ahora, con nueva fuerza muscular, Polunin tenía tanta fuerza física en escena que podía poner la carne de gallina con sólo estar de pie en escena. Aunque hizo sus roles de cuerpo de baile –soldado, caballero de hadas, amigo de príncipe- en agosto de 2009 fue promocionado a primer solista, y principal un año después. En 2011 le dieron seis grandes roles principales. Fue demasiado, demasiado pronto, sin dejarle tiempo de explorar el personaje o descubrir detalles en los pasos. Cuando lo ví en `Rhapsody´´, creado por Frederick Ashton para mostrar la brillantez de Baryshnikov, todos los trucos impresionantes estaban allí, pero nada de las notas de gracia impía. Des Grieux en ‘Manon’ es un rol que él desea que le hubieran dado después, pero Monica Mason está convencida que Polunin no hubiera estado contento si se lo hubiera guardado. «El talento debe de salir. Era una situación de no ganadores´´. Confirmando eso, Polunin dice que lo hubiera podido hacer todo un año antes, y en un periodo de cuatro meses en los que tenía ‘una basura’ de papeles, calló en una depresión. «Jugaba a videojuegos toda la noche con Jade. Nunca dormía y nunca trabajaba´´.
Pero llevar el show sobre los hombros significaba que no podía tener juventud. Sus recuerdos más felices son de ser empujado en su carrito, con dos años, por los adolescentes en el parque, que le dejaba jugar con sus pistolas. Ahora empezó a reproducir la cultura delincuente de Kherson en el mundillo del norte de Londres, quedándose despierto toda la noche en ‘fiestas épicas’ y poniendo dinero en una tienda de tatuajes con un nuevo amigo, un hombre joven de pasado complejo llamado Anthony Lammin. El torso de Polunin esta decorado con tatuajes de ese periodo: referencias a iconos que murieron jóvenes cómo James Dean y Heath Ledger, palabras cualquiera y frases («No soy humano/No soy Dios/I am hwo [sic] I am´´); un crucifijo, un lobo aullando. Más extraño, son las grandes rayas rojas de cicatrización que llama «arañazos de tigre´´. Las hizo él mismo. «El tatuaje era un color naranja feo, así que lo corté para quitar el color´´.
Sin ninguna inclinación por acudir a la clase de la compañía, Polunin a menudo calentaba en un baño para discapacitados en la Ópera House, porque eso le daba media hora más para dormir. «No había nada que pudiéramos hacer´´ dice Mason. «Son jóvenes adultos: no pasamos lista, y confiamos en que harán lo mejor para su salud fisica´´. En los últimos dos años en el Royal Ballet, raramente intentaba saltar en clase, llegaba tarde a los ensayos- «No pasaba nada porque era yo´´- y daba sólo el 20% de su mismo en el estudio. Algunas partenaires eran más comprensivas que otras. «Tengo que decir que es muy duro trabajar con Sergei´´ Tamara Rojo me dijo. « Es poco fiable. Nunca sabes si va a aparecer. No duerme así que a menudo está muy cansado. Pero en escena merece la pena. Ahí es donde todo pasa, para él´´.
A los 21, Polunin había llegado a la cima de su carrera, y no era lo que había esperado. «Piensas que vas a estar en la cima del mundo pero es como « Espera, ¿esto es?´´ No había nada más que probar´´. Comenzó a buscar maneras de aumentar la subida de la actuación, con estimulantes cómo el Ginseng de Guarana- o más fuertes. «A menudo actué tras haber tomado cocaína. Tienes energía sin límite. No te cansas y no te aburres´´. Los compañeros se hacían los ciegos, porque las actuaciones de Polunin siempre eran excitantes y llenaba el auditorio. Pero las noticias de sus provocativos tweets – como «¿Alguien vende heroína? Necesito subir mi estado de ánimo´´ habían llegado y alarmado a su familia. (Era una broma para él, y lo mostró añadiendo otro tweet 20 minutos después con un «una pizza será suficiente por ahora´´.)
Su jornada nocturna estaba también afectando a su vida personal. Antes de Helen Crawford, nunca había buscado la compañía de las mujeres. «Soy más bien un chico de chicos, pero ella era la primera chica que respetaba como una persona, cómo una amiga. Ella se convirtió, de alguna manera, en algo más importante que mi familia´´. Nueve años más mayor, Crawford había comenzado a pensar en tener niños, algo que no entraba en los planes de Polunin. Decidió terminar las cosas a tiempo de que ella encontrara a otra persona. «Rompí con ella porque creí que sería mejor para ella, pero también quería ser libre´´. Pensando en su vida en diez años, podía ver solo un estancamiento personal y profesional.
«Pensé que si hacía lo mejor de mí en el Royal Ballet, entonces podría ser tan exitoso cómo Anthony Dowell, pero no era suficiente para mí. Porque mi meta no es ser millonario, sino multi-multi millonario. Por eso me empujé tan duro. Siempre quise comprar una casa para cada uno de los miembros de mi familia, y tener una calle de casas que pudiera regalar a mis amigos. Quiero ayudar a la gente que me gusta. Me metí en la tienda de tatuajes para ayudar a Anthony (Lammin), porque realmente me caía bien. Él hizo cosas malas, pero siempre miro a la gente y encontró un lado bueno. Mi abuela va a volver de Grecia y necesito darle dinero; quiero ayudar a mi profesor de gimnasia; Quiero ir a Ucrania y coger a un chico como yo y darle una oportunidad. Para conseguir todo esto necesitas dinero. El dinero es lo que te da poder y libertad´´.
Él ha adoptado el dicho del «chico de Apple´´: Steve Jobs dijo que si piensas que cada mañana es el último día de tu vida, y no te gusta lo que estas haciendo, entonces deberías de rendirte ahora. Sergei lo hizo, en una semana. Cómo dijo: «Novia, Royal Ballet, tienda de tatuajes: borrados´´.
Había mucha anticipación en el foyer del Sandler´s Wells para el segundo programa del «Men in Motion´´, y no porque Kate Winslet estuviera entre el público. Una vez más, Polunin llenó el teatro, pero estaba en baja forma. Un nuevo solo, inspirado en James Franco haciendo de James Dean, y Polunin daba el papel con una camiseta apretada blanca y vaqueros. Pero diez minutos de emocional bravura soviética no meritaban la publicidad de «premiere mundial´´, y él la fastidió en el final, provocando cuchicheos entre el público. Él se reía en el camerino, despreocupado. «Conocerás a Anthony´´ dijo mientras salíamos por la puerta de artistas, dónde un chico negro guapo y ventiañero esperaba a un lado de las fans que había esperado una hora para Polunin. Tras unas bromas, Lammin desapareció entre la noche. «¿Viste su cicatriz?´´ Preguntó Polunin.
Durante la cena y unas cervezas, habló de sus planes inmediatos. Parece que todo el mundo quería algo de él: había una oferta para una obra sobre Nijinsky, un nuevo musical con coreografía de Gillian Lynne, una invitación para participar en «I´m a celebrity, get me out of here´´ (Supervivientes para famosos*). Por decisión propia no tiene manager ni agente, así que Polunin estaba tomando casa decisión él mismo. Ya estaba dentro del circuito de galas, con una actuación en Georgia, seguida de dos en Nueva York. Pero lo que más quería era salir en una película, y estaba pensando en preguntar a Baryshnikov cómo convinar las dos carreras.
Durante los siguientes meses, sin ninguna compañía detrás de él, Polunin se había vuelto más responsable para hacer clase. Pero era según sus propias reglas, y trabajaba solo en el estudio de Sadler´s Wells de 8 a 10 de la noche. Sus tweets, a pesar de todo, no apuntaban bien: «¡¡Hoy es noche de fiesta!! Hasta que mi corazón no me deje de lado´´ «Charlie Sheen quiere ir de fiesta como nosotros. ¡¡Solo los dioses pueden sobrevivir tomando lo que yo tomo!! Eso me hace más cercano a un dios´´.
A finales de marzo, me llamó para decirme que quería ir a Kherson. El curandero que curó su neumonía había estado en contacto con Vladimir y le había dijo «tu hijo debe estas en America´´. Polunin necesitaba oir eso él mismo. Había pasado una década desde que había estado en su ciudad, y su familia lo echaba mucho de menos. (Cuando estuvo en Kherson y le mostré a la madre de Vladimir una foto de Sergei en mi iPhone, besó la pantalla). En su ausencia, Kherson había empezado a florecer: hay un nuevo hotel cuatro estrellas, una pseudo boutique de Emporio Armani, y en las orillas del Dnieper, dónde nadaba de niño, hay una mansión de un billionario frente a los muelles de madera del puerto. Polunin encontró el resto cómo lo recordaba- incluso el mismo olor a borsch cuando entró a casa de su abuela. Él y Vladimir tomaron una barca por el rio, y visitó en gimnasio, donde posó para fotografías con Anatoly Yarushev y sus alumnos. Cuando un chico llegó tarde para la fotografía de grupo, Sergei hizo que les hicieran una foto a los dos, que colgó en twitter. Pero, el objetivo de la visita era ver al curandero. «Me dijo que tendría dos contratos en America´´ se ríe «Pero no tuve.´´
No fue el destino, sino la crisis del euro la que decidió el avenir de Polunin. Iba a actuar en España con Tamara Rojo, pero la actuación fue cancelada por falta de dinero, así que se fue a San Petersburgo. Su idea luego era ir al ABT, aunque el director, Kevin Mckenzie le había dijo claramente que no lo quería a tiempo completo. «Por la reputación´´ adivina Polunin. «Pero el salario no era bueno. No dijo el precio, pero sabía que no tendrían dinero´´. Para empezar de nuevo, cerró su cuenta de twitter. Pero las cosas no iban bien. Polunin no estaba impresionado por el mariinsky, y no le apetecía tener que esperar para actuar con el Mariinsky en Junio. «Era mucho más aburrido que en Londres. Era una ciudad nueva, y no me excitaba nada allí´´. Pero mientras estaba allí, recibió una llamada de Igor Zelensky, el nuevo director artístico del Stanislavsky de Moscú, que sugería que quedaran a tomar algo.
Toda su vida- desde los adolescentes con los que jugaba de bebé, a Anatoly Yarushev, su entrenador de gimnasia- Polunin ha tendido a adorar cómo héroes a hombres mayores. Zelensky, un magnético georgiano y antiguo principal con el Kirov, el NYCB y el Royal Ballet, era uno de los modelos que Polunin estudiaba en la escuela. Habían hablado brevemente hace dos años, cuando Polunin aparecía en una gala en Paris, pero, cómo muchos bailarines jóvenes, le había intimidado Zelensky, un hombre del que dicen está en la órbita de Vladimir Putin y tiene muchos oligarcas poderosos entre sus amigos. «Él era algo grande para mí´´.
Cuando quedaron en un bar de San Petersburgo, el objetivo de Zelensky era establecer comunicación. «No dijo nada, pero sabía que me iba a gustar´´ dice Polunin. «Como figura paterna. Y tenía razón. Eso es lo que me convenció. Él´´. Hubo promesas también. Si Polunin se quedaba con el Stanislavsky cuatro años, la compañía le compraría un apartamento de un millón de dólares, formaría pareja con Kristina Shapran, la última graduada estrella de Vaganova, tendría tiempo para bailar fuera, y en Moscú le daría su propio repertorio europeo, con obras cómo «Marguerite y Armand´´ de Ashton, «Mayerling´´ o «Le jeune homme et la mort´´. «Hicimos grandes planes´´ dice Polunin.
En una calurosa tarde de julio, quedé con él en un café moscovita cerca del teatro. El Denis Simachev Shop&Bar es un sitio favorito de Zelensky, un sitio raro con cosas cómo una silla eléctrica americana. Nos sentamos en una mesa en la terraza a la calle peatonal Stoleshnikov. Viendo a las moscovitas evitando los adoquines en sus tacones de Louboutin, mientras Polunin bromeaba sobre sus ropas «del día después´´. Pidió Tarhun, una bebida de fruta georgiana, una ensalada césar y un filete, y mientras se acomodaba, me quedé sorprendida no sólo de su transformación física, sino de lo maduro que parecía. Nunca pensó en Rusia cómo una opción, pero lo que tenía que ocurrir ocurrió. En Zelensky había encontrado no sólo un amigo y un mentor, sino a alguien con su propia reputación salvaje, que a pesar de todo, era fanáticamente serio con su carrera. Polunin había sido acogido por la familia de Zelensky, y se iba a quedar con ellos en ST Tropez en agosto. «Siempre necesité de alguien que creyerá en mí. Cómo un profesor. No necesito que digan nada. Sólo su apoyo´´.
El ballet se vasa en el paso de conocimientos de una generación a otra. Zelensky fue guiado primero por Chabukiani, el símbolo de la virilidad heroica soviética, y luego por Nureyev, que lo llamaba «mi hermano pequeño´´. Zelensky la sabía todo sobre el talentoso chico ucraniano al borde de la destrucción, e iba a hacer algo con eso. Quedamos en el Denis Simachev, sentándonos detrás de un lavabo vintage, dentro, porque fuera hacía demasiado sol para Zelensky. Por sus cortantes maneras telefónicas, había imaginado un macho moreno, pero su pelo es casi pelirrojo, su complexión casi albina. «Oigo todas estas cosas sobre Sergei, pero no quiero saber lo que pasó antes´´ me dijo. «Alguién como él puede ser roto si no concentra toda su emoción y testosterona en una dirección. Le dije, «En nuestro negocio tienes que ser disciplinado. No hay nadie que se vaya de fiesta y mejore´´. Sus noches blancas juntos son diferentes, él dice «de alta calidad, saludables´´, lo que quiere decir, buen vino y nada de drogas. «Puedo ir de fiesta más duro que Sergei, pero al día siguiente trabajo.´´
El 8 de Julio, Polunin hizo su debut moscovita cómo Franz en una nueva producción de la Coppelia de Roland Petit. Con su madera falsa y asientos de terciopelo, el Stanislavsky no tiene la opulencia del Mariinsky o el Bolshoi, pero el teatro estaba lleno, con más asientos añadidos para la ocasión. Kristina Shapran, una bailarina lírica con largas extremidades, no estaba bien elegida para el rol de soubrette de Coppelia, y no es una partenaire ideal para Polunin porque es más alta que él sobre las puntas. Pero, esta era su noche. Nunca había bailado con una bravería tan juguetona, y había algo más- una alegría que se traspasaba al público, que quería más y seguía aplaudiendo aún con las luces dadas.
Zelensky me dijo que el ministro de cultura ruso había esta sorprendido de que consiguiera a Polunin. «Dije que había necesitado dinero, y necesitaría mucho más si queremos mantener el talento joven en nuestro país´´. Pero aún es pronto y tiene cuidado de no explotar a su nueva estrella. Sabe que Sergei tiene buena relación con el nuevo director del Royal Ballet, Kevin O´Hare, que lo ha contratado para volver como invitado en Marzo, para «Margueritte y Armand´´ con Tamara Rojo, ya que ella deja la compañía. «Por supuesto´´ dice Zelensky «debe bailar por el mundo, pero no desperdiciar energía en galas por dinero´´. La prioridad de Zelensky es hacer el nombre de Polunin famoso en Rusia, que debería de pasar durante los seis meses de retransmisión semanal de un programa televisivo de danza con seis parejas jóvenes de grandes compañías (Proyecto «El gran Ballet´´). «Sergei va a ser muy famosos aquí- Ya es famoso desde anoche. Y eso no es nada comparado con lo que puede hacer´´.
No es una exageración. Después de «Copelia´´ apareció en programas de entretenimiento, y fue alabado por un prominente actor ruso, Konstantin Raikin, que dijo en televisión lo bien que se expresaba. «Al fin puedo hablar mi propio idioma´´. También tuvo una oferta del Bolshoi. «Maravillosas condiciones, pero no la voy a coger. Mi salarió se dobló también´´ me dijo por mensaje.
En mi última tarde en Moscú, caminé con Polunin hasta su piso. Había ido de compartir cama en Archway, al cavernoso apartamento prestado de un oligarca con tres baños y seguridad en la puerta. Es un espacio sin alma, pero podía elegir su habitación, y la que escogió estaba sorprendentemente ordenada, sus ropas aún en una maleta con cajas de zapatos de marca nuevos. Galina estaría impresionada. Sergei le pidió que no viniera a Moscu para su debut, pero ella se enteró de su éxito por Google News. «Hablé por teléfono con él y siento que está feliz ahora, y yo estoy muy contenta. Quiero a Zelensky, ha salvado a Serezha´´.
Tras una actuación de «Copelia´´ el 27 de julio , iría a Kherson, y esta vez sería diferente, con su madre, padre, tío y ambas abuelas allí. «Finalmente, la familia junta´´ me dijo. En Kherson, Vladimir había hablado con nostalgia de volver con Galina. -«La veo siempre en mis sueños´´- y ahora parece que podría ocurrir. Estaban planeando unas vacaciones juntos en el Mar Negro. «Sabemos lo feliz que hace a Serezha´´ dijo «pero no lo hacemos sólo por él´´. No sería estupendo, le pregunté a Sergei, si sus padres, que se habían casado, divorciado, casado, divorciado ¿se casaran otra vez?. «Si´´ dijo con una sonrisa, «A la tercera va la vencida, quizás´´.
Por idea suya, fuimos a cenar el Pavilion, un restaurante en un lago famoso por su aventurera cocina rusa. Tras beber varias botellas de buen burdeos con Zelensky- «No te da dolor de cabeza, nada´´´- Sergei había comenzado a interesarse por el vino, y olió el tapón de la botella que pedimos, detectando una pizca de cacao. Ambos se había quedado despiertos toda la noche, hablando hasta que le energía de Sergei descendió.
Le dije que nunca había visto tanta euforia en escena. «Por favor, ¡dime que eso no era gingseng o algo peor!´´
«No, no, era yo´´
«Pero odias los ballets «animados´´. ¿Qué pasó?´´.
«Me quitaron el escenario. Por tres meses estuve sin adrenalina. Te entra hambre de eso´´
«Pero Sergei, en Enero querías dejarlo´´
«Si´´. Se ríe. «Si´´
«Así que esto es fabuloso, ¿no?´´
«Si, definitivamente. Creo que lo que vistes era solo el hambre de una persona que quiere bailar´´.
Julie Kavanagh es editora del intelligent Life, antigua editora londinense del New Yorker y autora de «Rudolph Nureyev. Una vida´´.
Gracias por la traducción. leer algo así, sirve para comprender que no todo lo que reluce es oro, en el sentido que muchos abran pensando que afortunado era este jovencito, si saber lo pasaba por su alma.
También agradezco sincera y emotivamente el esfuerzo traductor (solo se deslizan dos despistes ortográficos, justificables en tan prolíjo texto) meritísima y entusiasta Silvia. Particularmente yo también dudo mucho con los acentos (!! el castellano es tan complejo y rico gramatical , en léxico y ortográficamente!!, que dificil es no escaparse alguna). Magnificas fotos ilustradoras, e íntimas y referenciatívas, las personales del protagonista, del que confieso desconocía todo.
La vida personal, por otra parte, aún la de los jóvenes bailarines/as actuales, con míticas facultades, puede ser muy complicada. Todos los humanos lo somos y la vida no tiene nada de lineal y fácil; por la tendencia de las cosas, y de las vivencias, a la llamada «entropía», que no solo se cumple en La Física… Saludos a todas/os los «balletómanos/as» de pro, y a la mentora de tan entretenido Blog.
Cabe preguntarse si todos los genios son un poco conflictivos o si hace falta cierta dosis de madurez para asumir un éxito tan precoz.
Es un arículo la mar de interesante, gracias.