Hoy recibí noticias de casa:
Al igual que desde hace cosa de una semana el metro de París anuncia la próxima temporada de la ópera, hoy ha sido la conferencia de prensa para presentar la temporada 2011-2012 del Teatro Real de Madrid. Y el resultado es absolutamente deprimente, depresión crónica a la vista de la cartelera que ha habido esta temporada. La cartelera se reduce a:
-
- -6 al 11 de septiembre (mes en el que normalmente el Real aglutina la programación de danza). Les Ballets de Montecarlo. «La Belle´´ de Jean-Christophe Maillot
- –5 de diciembre. Gala rusa. Solistas del Mariinsky y del Bolshoi. (se supone que este año celebra la amistad España-Rusia, pero se ve que nos tendremos que ir a celebrar a otro lado).
- -16,18,20,21,23 de febrero. Compañia de danza contemporánea de Cuba. Casi-Casa de Mats Ek/Demo-n/crazy de Rafael Bonachela/ MAMBO 3XXI de George Céspedes.
- -12,13,14,16,17,18,19,20,24,25 de marzo. Les Ballets C de la B. C(h)oeurs, de Alain Platel
Y eso es todo.
Servidora tuvo que renunciar a su abono esta temporada por razones geográficas, además de por la evidente falta de interés de la temporada (que realmente, sólo tendrá unas fechas recomendables, del 22 al 28 de junio con el Lago del ballet de Novosibirsk que mencionaba en el otro mensaje). No fui la única, muchos ya lo hicieron y más que lo van a hacer.
En mi antigua butaca de abono coincidía casi siempre con un veterano balletómano, de esos que conocen las memorias de las épocas glamurosas y rusófilas del ballet en Paris (Los Ballets Russes de Montecarlo, Nureyev recién escapado…) y algún acompañante familiar (en el caso de los nietos, elegidos de acuerdo al repertorio). Según él, era uno de los pocos supervivientes de esa zona, que se solían ver temporada tras temporada. Ese señor mantenía sus dos butacas por un interés genuino por el ballet (algo que puede ser tenido en duda en algunos de los habituales de la jet set que se ve por el Real), pero se trata de un clasicista, capaz de distinguir entre gato y liebre, así que también me prometio anular su billete.
Por otra parte, no hace falta ser clasicista sino práctico.
En un rasgo que se repite estas dos temporadas, Mortier programa cosas que se pueden ver habitualmente por un precio mucho menor en otros teatros de la Red Madrileña. Sí, digamos que es una medida anticrisis el programar compañias de casa, pero alguién piensa que es económicamente viable en estos tiempos programar lo de siempre MÁS caro????
La Compañía Flamenca de Antonio Gades se presentará en Mayo con un cuádruple programa (Carmen, Bodas de Sangre, Fuenteovejuna, Suite Flamenca). ¿Recomendable? Probablemente. Pero la compañia está residente en el Teatro García Lorca de Getafe, dónde si mal no recuerdo, el precio de las entradas ronda los 3 euros y muy rara vez supera los 10 euros. En el Teatro Real los precios para esas funciones estarán entre los 50 y los 10 euros ( y el caso es que reducen a más de la mitad el precio, quizá sabedores de la competencia, comparado con los 112-20€ que andan las entradas para el Novosibirsk).
El ballet de Zurich que actuó en diciembre, tampoco es desconocido de la red de Teatros, pero los Ballets C de la B (belgas, cómo el director del teatro) que tendrán la temporada más larga de toda la programación de la temporada que viene son habituales de los festivales de danza (contemporánea) de madrid. Una búsqueda rápida rebela que participaron consecutivamente al menos en los festivales de Otoño de 2007 a 2009. Y los precios rondaron entre 3 y 15 euros.
Asi que, ¿A cuanto estarán las entradas?. En términos básicos de economía, Mortier no debería de esperar cobrar más de 5 euros por entrada, pero todos sabemos que será 50, porque es el Teatro Real. Y aunque estemos en crisis la tradición es así.
Pero, ¿quién va a pagar más por ver lo mismo?. Sí, es mucho más barato mantener un centro moderno tipo La Casa Encendida que el Teatro Real, pero si el Teatro Real comienza a programar exactamente lo mismo debería tomar ejemplo y realizar la mayoría de sus actividades por cantidades simbólicas. Pero claro, el símbolo que quiere el real sigue siendo el del poderoso caballero Don Dinero.
Además está la pequeña noción económica de que no se puede dirigir una empresa sin conocer el público al que se vende. Y si la mayor parte de su público no vio a los Ballets C de la B, por poner un ejemplo, cuando actuaron en la Casa Encendida, no va a tener mucho interés en verlos ahora. Porque simple y llanamente, no corresponde con sus intereses.
Y no trato de hacer una reivindicación clasista de, los ricos a ver clásico y los pobres que se hagan modernos que es lo único que les queda. Los grandes teatros de todo el mundo representan tanto moderno cómo clásico, de manera sobradamente probada desde hace decenios. Se puede hacer una temporada mixta, y existe un público mixto capaz de apreciar un buen espectáculo tenga tutu o no.
El caso es que la danza moderna/contemporánea (utilizo los dos términos liberalmente, nunca encuentro el correcto) no necesita actuar en el Real. Y es un hecho sin entrar a valorar el merito artístico. Las grandes salas clásicas representan el academicismo, y la danza contemporánea lo rechazó desde sus inicios. O acaso ahora hay muchos creadores hoy en día que planteen sus obras pensando en el gran escenario y su maquinaria escénica con el foso de orquesta y el público sentado en sus palcos? Si rechazan el academicismo en sus intérpretes cómo es el caso de muchos, para qué actuar en un teatro clásico?. Los coreografos punteros no crean para ese tipo de teatros, simplemente.No les interesa, y prefieren el facto «chocante´´ de lo «inesperado´´, cómo en elementos urbanos o de naturaleza.
Pero el clásico sí que lo necesita. Dejando de lado la antiguedad y el dorado de la decoración exterior del teatro, las producciones de repertorio necesitan un escenario grande con espacio entre bambalinas para bailarines y decorados. Dejando de lado el elemento clasista, Petipa no coreografió para una fábrica. Hoy terminaba de leer una biografía de George Balanchine de Bernard Taper para un trabajo, y se cuenta cómo Balanchine en el City Center of Music and Drama veia sus produciones limitadas por el poco espacio entre bambalinas ( se desquitaría al mudarse al New York State Theater, diseñado por Philip Johson para él). Se puede bailar en cualquier sitio, ya se sabe que la necesidad agudiza el ingenio, pero el repertorio requiere una serie de condiciones.
Así , alienando al abonado y poniendo barreras económicas al nuevo público es cómo se lleva el Real en estos tiempos de crisis. Aunque la crisis no es la culpa, cuando económicamente se lleva de una manera tan poco lógica.
En fin,
Que Terpsíchore nos coja confesados,