Último post sobre mis veraneos rusos. No voy a hacer una de mis guías, porque me parece que no conocí la ciudad lo suficientemente.
Tras pasar un tiempo en San Petersburgo, llegué a la capital rusa en tren nocturno compartiendo camarín con unas amigas que vinieron a pasar el último fin de semana conmigo.
Moscú fue para mí todo un contraste con San Petersburgo. Me esperaba algo completamente distinto, y recordaba la frase lapidaria de mi amigo, «Moscú es una ciudad que no tiene alma´´. Y, bueno, alma tiene, aunque ligeramente bi-polar, abierta 24h con muy poco alumbrado público (la luz la dan las tiendas y las marcas).
Contraste también de medios, porque si en Petersburgo vivia en una residencia o con un amigo conduciendo su viejo renault o parando por autostop Ladas destartalados (método mayoritario para volver a casa por la noche), en Moscu vivía con una amiga en su gran chalet en las afueras residenciales y presidenciales. Para llegar de Barbija (descrito por mis amigas locales menos afortunadas cómo «un zoo para ricos´´) al centro de la ciudad, tenía que hacerlo en el gran Lexus blanco de mi amiga, conducida no por ella, sino por uno de los chóferes de la familia.
Estando cerrados el Bolshoi y el Stanislavski, mi amiga me sorprendió con entradas para un ballet en un teatro vecino al Bolshoi (llamado RAMT). No conocía el nombre de la compañía al llegar (Y por suerte lo olvidé al salir, pero habia 4 nombres distintos), pero mi amiga en un ataque de efusividad, impropio de alguien que no es aficionado al ballet, y compró entradas para 4 de las 5 noches que pasaría en la ciudad. Y eso gracias a que la rogué antes de llegar que no me llevara a ver un Lago de los Cisnes (tengo poca tolerancia para ellos cuando las compañías no son buenas).
Pero, yo que trato de evitar ver a compañías pequeñas en grandes ballets académicos, me encontré en la primera tarde en el RAMT para una Bella Durmiente, dónde lo único bello eran los decorados. Desde luego, no todo lo ruso es caviar, porque hacia mucho tiempo que no asistía a un espectáculo con un nivel técnico tan bajo. Creo que en un ballet cómo la Bella Durmiente, hay muy poco espacio para los fallos.Por que, en un ballet cómico cómo Don Quijote, si algo no te sale, tan sólo sonries y juegas, pero, cómo una de las hadas de las variaciones, no tienes muchas oportunidades de actuar. La actuación de ese ballet es una pantomima tan blanca que si no te lo crees tu mismo es difícil interesar al público.
Aguanté el primer intermedio para ver si la bailarina principal me sacaba de mi miseria, pero cómo no lo hizo, en el segundo intermedio abandoné el teatro junto con mi acompañante para disfrutar de lo que quedaba de tarde antes de que el chófer me recogiera. Una vez en casa traté de sugerir a mi amiga que devolviera las entradas, pero al final no lo hizo, aunque yo ya no volví a acudir al teatro.
Uno de los últimos días, mi anfitriona me llevó a conocer a la bailarina del Bolshoi Ilze Liepa . Ella era una amiga de la familia, y dirige una escuela por la zona. La verdad es que la escuela es impresionante por la decoración, el mejor vestuario que he visto jamás, con unos muebles modernos estilo hotel caro. La zona es muy cara, así que me da la sensación que ese estudio era más una institución de formación de «señoritas de bien´´, nunca con más de 4 personas en clase. Entendí que estaban terminando un nuevo edificio con salas de clase más espaciosas en una zona cercana, dónde Nikolai Tsiskaridze colabora cómo profesor.
La clase a la que me invitaron se basada en un método propio de Ilze Liepa, una especie de pilates, fitness& ballet, con una barra individual accesoria que se transformaba en colchoneta y ayudaba de banco de pesas.
Cómo no pensaba bailar en Rusia, no traje ningún maillot ni nada para clase, así que mi amiga me prestó unos pantalones de chandal. Así que, tuve una entrada a la entrada cómo en las películas malas de danza, yo vestida cómo una rapera y el resto de las chicas en maillot rosa, faldita y calentadores.
La clase la dio otra mujer, pero Liepa vino a mirar, y tras los primeros minutos se descalzó y comenzó a hacernos correcciones. Ahí fue cuando mis piernas tras un mes de vacaciones temblaban para mantener los developpés, por mucho que yo intentara disimular a su toque y mantuviera el empeine con los dientes prietos.
También, y es algo que me hizo mucha gracia, Liepa me hizo girarme para enseñar bien a toda la clase mi sudor, aleccionando con un «ella es profesional y sabe lo que hay que trabajar, por eso ¡SUDA!´´.
Después de la clase (cortita, de una hora), mi amiga le entregó un regalo para su hija pequeña, y cuando yo observaba la conversación a distancia desde mis estiramientos en el suelo, fue Liepa la que me dijo divertida «¿Tienes una cámara? Tomemos una foto!´´, y así posamos, aunque siento que el hecho de que mi attitude esté más alto es una falta de protocolo.
Además, Ilze Liepa me regaló un libro llamada «Una vida en la danza´´ (жизнь в танце), un libro de recuerdos, principalmente sobre su padre Maris Liepa, pero en el que también salen ella y su hermano Andris. Para diversión de mi amiga que no conocía la obra, Ilze buscó una fotografía de su padre en el ballet que lleva mi nombre. Por preferencias, me gustaría llamarme Giselle, pero Silvia no está mal.
Hola!!!! Soy bailarina y profesora de danzas clásicas.En unos meses voy a estar en París, y quisiera saber si pueden recomendarme un estudio de danza donde tomar una clase. Gracias y muy bueno todo lo que publican!!!! Sole
Hola Soledad!!
Gracias por leer. Mira, te remito a este post en el que deje una lista de las escuelas de ballet de Paris segun mi experiencia:
https://balletomanos.com/2011/07/31/paris-para-balletomanos/
Gracias Silvia!!!! Es de gran utilidad la información que me brindás.
Me encanta leer tus artículos y con el respeto que los escribís.Me siento muy identificada con tus experiencias y tus pasiones. Espero podamos seguir en contacto y compartir más de ballet. Soy de Argentina y para lo que gustes conectate conmigo.
Gracias por este espacio y por responder a mi inquietud.
Desde el otro lado del mundo alguien ama lo mismo que tu: la danza.
Un abrazo
Sole