Una entrada rápida antes de comentar la visita doble al Mikhailovsky. Tengo la impresión de que en San Petersburgo puede pasar cualquier cosa, ya que mis planes cambian casi cada hora (razón por la cual me cuesta sentarme a escribir), y cosas como un encuentro fortuito en un paso de cebra se pueden transformar en una noche blanca.
Asi que, en uno de estos eventos peterburgueses que explican como se puede pasar de un sol a la española a una lluvia británica, paseando el sábado hacia el Monasterio Aleksandr Nevsky, encontré dos nombres mencionados en un letrero en el muro, P.I.Tchaikovsky y, algo más para abajo, M.I.Petipa . Era la entrada al cementerio de los artistas en el monasterio, que, automáticamente, pedí a mi acompañante visitar. Por la misma sección descansa Dostovyeski, pero admito que lo que quería era visitar a los dos dioses del cartel.
No es muy dificil encontrar a Tchaikovsky. En la esquina derecha de la entrada, varios músicos eternos son vecinos. Modest Mussogorsky, Aleksander Borodin, Mikhail Glinka y Nikolai Rimsky-Korsakov tienen monumentos adyacentes, identificados por enrevesada caligrafía en cirílico antiguo.
Tumba de Aleksandr Borodin
Pero, la tumba más grande de entre los compositores, y quizá una de las más bonitas de la sección, es la de Tchaikovsky. Quizá uno se fije antes en los dos ángeles que coronan su monumento, pero el busto del compositor no deja lugar a dudas sobre su identidad.
Con menos fanfarría, y a no mucha distancia descansa Marius Petipa. Aunque mencionado a la entrada, dentro del cementerio de Tikhvinsk no hay ningún cartel que indique su dirección. Una columna y una placa que reza «Marius Ivanovich Petipa, maestro de ballet, 1818-1910´´.
En Rusia, el turista balletómano puede toparse con multitud de imágenes de bailarinas entre la oferta de souvenirs, así que, uno echa de menos alguna efigie danzante junto a este dios de la danza clásica.
Son impagables sus/tus crónicas de viajes. Y ese discurrir por los lugares donde yacen los cuerpos mortales de los inefables compositores de la siempre magnifica música rusa. Me emociono leyéndolo, así que imagíno estando allí, «in situ»,en cuerpo también mortal o, en vivo y en directo Y las fotos nos hacen vivirlo casi de forma presencial. !! Brava !! (también como las «frandes divas de la Danza») y 1 millón de gracias por tu innegable capacidad de comunicarlo a todos los numerosos seguidores del motivador «blog» «Balletomanos». Tendriamos que hacerla/te un sincero homenaje, inefable Silvia. Que todo siga como hasta ahora para bien de todos y seguirte acompañándote con la mente, ya que no en directo.
Tu blog es un lenitivo en estos momentos tan insoportables que los zafios políticos ahora en el gobierno, nos están haciendo pasar.Quedamos, tanto mi compañera (también fanática «balletómana») como yo, deseando nuevas páginas con ilusión e impaciencias…Saludos de ambos (viendo y oyendo, simultaneamente, la versión de «Bayadera» de la Opera de París en el Garnier, con un muy aceptable sonido via internet).
Gracias por llevarnos contigo en este viaje! Un abrazo!
Me gustó esta entrada y tu paso fortuito por este cementerio. Gracias por las fotos… de otro modo, dudo que alguna vez hubiese visto la tumba de Tchaikovsky.