Siempre es agradable volver a encontrarse en recintos familiares en compañía de muchos amigos balletómanos habituales, y estos días he disfrutando mucho en el Teatro Real.
Aunque, según iba pensando el sábado al cruzar camino del teatro por la calle Arenal, esto no es Paris. La compañia que dirige Igor Zelensky (que también compaginará la próxima temporada con la dirección del Stanislavsky tras la marcha de Filin) es una de las compañias que se disputan en Rusia la sombra de los gigantes de Bolshoi y Mariinsky.
Los siberianos serán «de segunda´´, pero es la ÚNICA compañia de ballet clásico que va a pasar por el Real en dos temporadas (obviamente, no incluyo la gala de estrellas rusas que veremos el 5 de diciembre, porque ni es una compañia ni una producción completa). Además, lo de «de segunda´´ es algo diferente del resto de compañias `pseudo-rusas´ que llegan por Madrid. Verdaderamente, se merecen una recepción mucho más apreciativa que la que han tenido aqui. Me sorprende muchísimo la poca casi nula repercusión que han tenido en la prensa, asi que las entradas se han vendido muy bien para tan poco anuncio (ya lo sabemos, a pesar de todo sigue habiendo público para el ballet clásico), pero el público en el teatro fue frio.